955 703 738 - 686480676 info@adacentro.com

Psicoterapia para adultos

Cada vez más queda en el pasado la idea de que asistir a un psicólogo es sinónimo de estar loco. Incluso, comienza  a extenderse la sana idea de que todo el mundo necesitaría en su vida ir a terapia psicológica, bien por sentir algún tipo de confusión o dolor emociona, o porque presente síntomas que sin llegar a ser trastornos clínicos definidos, generan malestar y sufrimiento.

 

No todos los casos psicológicos presentan trastornos, en muchas ocasiones aparecen dificultades puntuales que, al no ser atendidas o serlo tardíamente o sólo con psicofármacos, se convierten en trastornos y terminan derivando en enfermedades mentales crónicas.

 

Muchos de nuestros pacientes se sienten sobrepasadas por sus problemas, y vienen a terapia porque necesitan herramientas o estrategias de afrontamiento para hacer frente a alguna situación puntual. En los últimos 20 años hemos atendido a un gran número de personas que sufren y presentan síntomas invalidantes, que presentan algún tipo de malestar y han logrado mejorar su calidad de vida.

 

Nuestro estilo psicoterapéutico: Psicodinámica de tercera generación

 

Este tipo de terapia es de tipo transpersonal, pone su foco en la interpretación de la realidad física y emocional que vive la persona y en los mecanismos de defensa que utiliza para hacer frente a las demandas externas y las internas.

 

Se trata de un conjunto de técnicas terapéuticas de apoyo y elaboración que facilita el compromiso y la acción del paciente para trabajar por su cuidado y calidad de vida. A través de la escucha, la persona va expresando sus quejas, sufrimientos, frustraciones, miedos, que tienen que ver con lo más peculiar de él y con sus vivencias. En vez de callar o responder a la queja del paciente, se trabaja a partir de ella, y se ofrece un espacio para su expresión y elaboración.

 

La queja del paciente encubre una parte de su historia que lo posiciona de determinada manera frente a la vida. Se facilita la apertura a un espacio discursivo diferente, a través de la palabra y la contención emocional, la reelaboración de la historia de la vida del paciente, la exploración de sus fantasías, deseos, sueños, etc. con el fin de fomentar un posicionamiento activo y satisfactorio frente a la vida.

 

UN POCO DE HISTORIA

La terapia psicodinámica tiene su origen en el psicoanálisis ortodoxo de Freud, Brücke, Charcot, Breuer y Bernheim. En el siglo XIX todavía el científico seguía siendo básicamente un observador de los procesos, situándose “atrás”, o al menos “fuera”, de la experiencia por él emprendida. En el siglo XX comenzaría la era de un nuevo espíritu científico, en la cual el investigador pasa a estar directamente incumbido en el hecho investigado, y ya se encuentra en tela de juicio incluso en las llamadas ciencias “duras” o de la naturaleza. No digamos ya en la psicología, o mas concretamente, en la psicoterapia, donde el estudio de la intersubjetividad se vuelve capital.

 

En el caso de Ida Bauer o “Dora” (1900), Freud podemos observar el descubrimiento de la importancia de la transferencia para la relación psicoterapéutica. Esta expresión se emplea para designar lo que se desarrolla entre un paciente y su terapeuta, donde el psicólogo se encuentra implicado en el proceso de la cura.

 

A partir de allí se conceptualizó con los términos de transferencia y contratransferencia, y la afectividad pasó a tomar un lugar principal en el proceso psicoterapéutico. En líneas generales, se podría afirmar que antes de Freud se cuidaba la enfermedad y no al enfermo, mientras que después de él también se cuidaba al enfermo.

 

La Psicoterapia psicodinámica ha tenido muchísimas variantes en este último siglo, tanto en cuanto a diversidad de escuelas como en cuanto a su aplicación a las distintas patologías.

 

Como premisas principales que siguen vigentes podemos nombrar:

 

1) Todos los seres humanos somos básicamente iguales en cuanto a las fuerzas básicas que nos mueven (pulsiones) Nuestras diferencias dependen de lo que hagamos con ellas en virtud de la dotación genética (interna) y de las influencias externas. Pero también existen momentos universales decisivos en el desarrollo psíquico, momentos de organización estrutural que puede marcar los rudimentos de la mente.

 

2) Dichos rudimentos (base y el esqueleto de la personalidad) se forman en la infancia, siendo la pubertad y/o adolescencia el primer momento de expresión más significativo de los mismos.

 

3) El inconsciente es la parte gobernante y decisiva en el entendimiento y modificación del comportamiento.

 

4) Comprender a un sujeto en psicoterapia es importante, pero la auténtica psicoterapia psicodinámica no debe resignarse a una comprensión o descripción de un determinado cuadro psicopatológico. Ha de aspirar a explicarlo, de la manera más completa y estructural, que nos hable del deterioro de los momentos decisivos en la formación de la psiquis.

 

En las primeras entrevistas se confirma la indicación del tratamiento y se elaboran las hipótesis diagnósticas.

 

Es importante que el sujeto traiga a la terapia:

 

1) La conciencia de que algo va mal.

2) Tenga un locus del control interno (se haga responsable de sus decisiones y actuaciones)

3) Deseos de cambio y motivación para el mismo.

4) Responsabilidad con lo que le pasa.

5) Que venga a terapia de forma voluntaria.

 

Naturalmente, en la medida que cumpla todas o la gran mayoría de estas condicones, podemos augurar un buen proceso futuro en la psicoterapia.

 

Nuestra responsabilidad es poder describir, explicar, predecir, clasificar y modificar la conducta que está generando el malestar emocional.

 

El proceso de evaluación psicológica es un proceso que implica distintos ejes, momentos y tareas, que se organiza mediante la metodología científica y que tiene como principal objetivo la planificación del tratamiento.