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Atención a población infanto juvenil

La infancia y la adolescencia son dos momentos decisivos en el desarrollo mental de todas las personas.

Asesoramos a los padres para que conozcan las características del desarrollo normal y patológico de niños y adolescentes, utilizamos las estrategias de evaluación más modernas, adaptándolas a las características del estadio evolutivo del menor, la psicopatología de niños y adolescentes, y los trastornos que suelen tener inicio en estas edades, así como sus peculiaridades.

Ofrecemos asesoría a los padres para que conozcan los principios básicos del aprendizaje, estrategias básicas de modificación de conducta para hacer frente a berrinches, pataletas y dificultades conductuales, imposición de normas y límites, estilos educativos, pautas de actuación en la crianza, así como la adquisición de hábitos adaptativos en relación al sueño, la alimentación, control de esfínteres.

También prestamos apoyo en los procesos de adopción y reagrupación familiar.

En la fase de la pre-adolescencia y adolescencia, en casos necesarios, ofrecemos apoyo y psicoeducación en el tema de las relaciones sexuales y afectivas, los cambios corporales y de imagen propios de la edad. Ofrecemos apoyo cuando surgen dificultades con los consumos de alcohol y drogas, así como con el uso de las nuevas tecnologías.

Desarrollo normal y patológico en la infancia y

Adolescencia

Desarrollo normal del niño

Desde el nacimiento hasta los 6 años tiene lugar la primera infancia, dentro de esta delimitación arbitraria podemos hablar de dos fases, una que se corresponde con la primera infancia propiamente dicha hasta los tres años, y otra que es el periodo preescolar hasta los 6 años.

 Niñez

Primera infancia (0-6 años)

Primera infancia (0-3 años)

Etapa preescolar (3-6 años)

Etapa escolar (6-12 años)

Adolescencia (12-18 años)

 El bebe recién nacido posee numerosas capacidades: succiona y traga alimento, elimina residuos, duerme e interacciona con el medio. Además del llanto que es la respuesta refleja ante un estado de malestar, el bebe nace cargado de reflejos, algunos de los cuales desaparecerán a los pocos meses y otros se mantendrán invariables durante toda su vida.

Evolución de los reflejos Ejemplos

Aparecen alrededor del nacimiento y se mantienen con escasas alteraciones durante el resto de la vida: Patelar, Palpebral, Estornudo

Desaparecen al cabo de unos meses, sin dejar rastro, y sin que estas conductas vuelvan a aprenderse: Babinski, Moro, Tónico-cervical, Plantar

Desaparecen al cabo de unos meses, y después vuelven a aparecer de forma voluntaria: Marcha, Ascensión, Natación, Reptación

A partir del segundo cuatrimestre de vida se convierten en actividades voluntarias: Succión y

Presión

Cuando el bebe nace, sus sentidos aunque han empezado a desarrollarse todavía no han completado este proceso, y continúan haciéndolo durante el primer año de vida. Además también durante este primer año tienen lugar la adquisición de una serie de hitos evolutivos a nivel motor, así como empiezan a desarrollarse el lenguaje, con las primeras vocalizaciones y balbuceos.

 Con respecto al desarrollo del lenguaje podemos decir:

  • Con 9 meses el niño señala un objeto con la intención de conseguirlo.
  • Con 12 meses de edad los niños producen lo que sus padres consideran que es la primera palabra.
  • De los 12 meses a 24 meses usan frases de una palabra.
  • A partir de los 2 años empiezan a combinar palabras.
  • A partir de los 3 años se produce un increíble aumento del vocabulario que coincide con la aparición de oraciones y frases de mayor complejidad.
  • Con 4 años el habla del niño es similar a la del adulto.

 

Entre los seis y los 12 años se produce la segunda infancia, etapa de transición entre la primera y la adolescencia, que también puede denominarse etapa escolar.

En esta etapa hay una incorporación en la escuela primaria y tienen lugar el desarrollo de habilidades intelectuales (capacidad para hacer clasificaciones, distinguir semejanzas, y diferencias, elaborar conceptos). También se produce un aumento de la capacidad de concentración y de la memoria, lo que permitirá incorporar nuevos conocimientos. Un aumento de las exigencias a todos los niveles, entre ellas se les exige ser más independientes, lo que en muchos niños puede traducirse en dificultades de separación, sufriendo angustia, frente a las separaciones, que pueden expresar llorando, o de forma más sutil despertándose por la noche, ir a la cama de sus padres o a través de dolores de vientre y cabeza.

Hacia los 7 años, el niño ya sabe muy bien los límites que no puede pasar, lo que no significa ni mucho menos que no los transgreda de vez en cuando.

En esta edad también son importantes los aprendizajes motrices, aprenden a montar en bicicleta, nadar, esquiar, patinar, saltar a la cuerda, se inician en actividades deportivas regladas en grupo como futbol, baloncesto o natación. En esta etapa la habilidad motriz tiene mucha importancia en el desarrollo social.

En estas edades los niños son más capaces de aceptar la realidad, y tolerar mejor lo que no les gusta de ella, pueden anticipar una meta, y pueden esperar a alcanzarla, teniendo mayor autocontrol.

Aceptan y entienden las normas que regulan las relaciones sociales, a pesar de ellos, los niños de esta edad muestran celos y rivalizan, sentimientos que les causan malestar. Aquí podemos encontrar dos tipos de manifestaciones:

  • Niños violentos, que no pueden contener su ansiedad, y la manifiestan a través de peleas físicas y verbales, dominando al otro.
  • Niños que se muestran exageradamente buenos con el objetivo de contrarrestar y ocultar su hostilidad incluso ante ellos mismos. Esto se debe a la necesidad que tienen de sentirse buenos, y el temor que tienen a no serlo.

 

Hacia los 11 años, se produce una mayor exigencia en el trabajo de la escuela, y se introducen cambios importantes en el currículo escolar.

Entre los 10-12 años tiene lugar la pubertad, la adolescencia es una etapa de cambios importantes en todas las esferas: biológica, psicológica y social.

Desarrollo normal del adolescente

La adolescencia tiene su inicio con la pubertad, y como ya hemos dicho la  adolescencia implica una serie de cambios en todas las esferas, a nivel biológico aparecen una serie de cambios corporales, a nivel social cambian las relaciones que establece el adolescente. Y a nivel psicológico, donde el niño busca su identidad. Hay autores que definen al adolescente como un personaje en busca de identidad.

La adolescencia implica separación, cuestionamiento, dudas y elección, el chico se separa físicamente y emocionalmente de sus padres, pensando y sintiendo de un modo diferente.

Estamos ante una etapa de desarrollo donde predomina el estado de crisis, se renueva la identidad y existe un proceso de elaboración de pérdidas que da paso a nuevas adquisiciones.

¿Por qué hablamos de perdidas?

Porque durante la adolescencia se produce:

La pérdida del cuerpo infantil.

La pérdida de la dependencia e identidad infantil.

La pérdida de los padres de su infancia, a los que no puede seguir tratando ni física ni afectivamente de la misma manera.

El cuerpo del adolescente se enfrenta a muchos cambios:

 

El estirón adolescente.

  1. El desarrollo de las características sexuales primarias (aquellas implicadas con la reproducción): crecimiento y desarrollo de los genitales externos, de los ovarios, los testículos, y sus productos, la menarquia en las chicas y la primera eyaculación en los chicos.
  2. El desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, que son aquellos rasgos importantes para distinguir entre hombres y mujeres pero que no son claves para la reproducción, la aparición de vello en la cara o en el pubis, cambios en la voz, aumento del pecho etc…
  3. El desarrollo de los sistemas circulatorio y respiratorio que conducen a un aumento de la fuerza y resistencia en los chicos.
  4. Cambios en la composición corporal: cantidad y distribución de la grasa.

 

Estos cambios constituyen un proceso en fases diferentes que pueden durar entre 4 y 5 años.

 

Además de los cambios físicos, tienen lugar cambios sociales, al tener que adoptar el adolescente nuevos roles sociales. El niño se ha de enfrentar a una serie de tareas evolutivas al llegar a la adolescencia: Tareas evolutivas propias de la adolescencia:

 

  1. Alcanzar nuevas y más maduras relaciones con los compañeros de edad de ambos sexos.
  2. Adquirir un papel social masculino o femenino.
  3. Aceptar el propio físico y utilizar el cuerpo eficientemente.
  4. Lograr la independencia emocional con respecto a los padres.
  5. Prepararse para el matrimonio y la vida familiar.
  6. Prepararse para una carrera económica.
  7. Adquirir un conjunto de valores, y un sistema ético como guía de conducta.
  8. Desarrollar una conducta socialmente responsable.

 

Los cambios psicológicos están relacionados con el desarrollo de la personalidad, y con el desarrollo cognitivo, con el desarrollo de las operaciones formales, que implica la capacidad para pensar de forma abstracta. Cuando esto sucede los chicos pueden tratar con lo posible, lo hipotético, lo futuro y lo remoto.

 

Erikson definió la etapa de la adolescencia como Identidad vs. Confusión de rol, en esta etapa el adolescente debe responde a la pregunta ¿quién soy yo?

La identidad se forma cuando el joven resuelve tres aspectos importantes:

 

  • Elección de una ocupación.
  • Adopción de valores en los que creerá.
  • El desarrollo de una identidad sexual satisfactoria.

 

Desarrollo patológico del niño y del adolescente

 

Cuando las condiciones innatas y las condiciones del entorno son favorables (estimulación psicosocial, vinculaciones y relaciones de apego, entre otras), el desarrollo se produce satisfactoriamente, sin embargo cuando estas condiciones son precarias pueden aparecer trastornos de toda índole y gravedad.

Definimos los trastornos mentales en base al desarrollo normal de la infancia y adolescencia, señalando la importancia que tiene el criterio edad en la determinación de si una conducta (y con todos sus parámetros de frecuencia, intensidad, y duración) es normal o patológica. Así de nuevo insisto en que hay manifestaciones que a una edad constituyen un trastorno, mientras que en edades anteriores son indicativas de funcionamiento normal.

 

En la etiología de los trastornos mentales hallamos por tanto elementos constitucionales neurobiológicos y psíquicos que predisponen, pero luego tenemos los factores relacionales procedentes del entorno, que puede actuar corrigiendo o aumentando dicha predisposición (Condiciones innatas y condiciones del entorno de desarrollo). Así pues dentro de los trastornos mentales no hablaremos de causas únicas, sino que más bien hablaremos en todo momento de la MULTICAUSALIDAD, hablando de factores protectores, salutogénicos o beneficiosos, y de factores de riesgo predisponentes, perjudiciales, desencadenantes, precipitantes, etc.

 

Entendiendo la salud como un estado de armonía y equilibrio, o como la entiendo la OMS un estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia, muchos niños y adolescentes presentan problemas mentales o de salud mental que interfieren en su desarrollo así como en sus actividades cotidianas. Algunos problemas de salud mental son leves, mientras que otros son más graves. Algunos duran solamente períodos breves, mientras que otros pueden durar toda la vida. Si bien reconocemos rápidamente la fiebre, el sarampión a la varicela, los problemas de salud mental suelen ser más difícil de identificar y reconocer, y a veces implican periplos de especialistas y evaluaciones que retrasan el diagnóstico y por tanto la intervención.

 

En los primeros años de vida se manifiestan síndromes como los conocidos trastornos generalizados del desarrollo o trastornos del espectro autista en la actualidad. Niños que presentan dificultades en el área social, lenguaje y comportamiento, y que en el 75% está asociado a discapacidad intelectual.

 

En la etapa preescolar entre los 3 y los 6 años, pueden aparecer dificultades relacionadas con el control del esfínter, o trastornos de alimentación como la pica y la rumiación. También pueden aparecer trastornos del sueño, tales como pesadillas y terrores nocturnos.

 

En la edad escolar con la incorporación a la primaria, se hacen patentes las dificultades del niño en el aula, y se empieza a hablar de dificultades en el aprendizaje, así como dificultades para mantener la atención en el aula.

 

También en esta edad aparecen los trastornos de conductas, niños desobedientes, hostiles e irritables, que presentan dificultades con la asunción de normas y límites.

La experiencia clínica con adolescentes nos demuestra que el periodo post-puberal es particularmente propicio a desencadenan cuadros patológicos.

 

En la adolescencia aparecen los trastornos relacionados con el cuerpo. Como ya hemos dicho esta etapa es una fase de cambios, cambios físicos que pueden vivirse de forma favorable, ajustada y adecuada, o en el peor de los casos vivir el cuerpo y los cambios como algo detestable, decepcionante, y al que se le atribuye la culpa de todo el malestar y sufrimiento. En este contexto aparecen la anorexia, y la bulimia, trastornos que no se tratan de un mal manejo de la comida, que también, sino de un odio y desprecio hacia su propio cuerpo.

 

En esta etapa los chicos se ponen a prueba, juega con sus nuevas posibilidades físicas, asumiendo riesgo con los que pretende lograr la admiración del otro, lo que en ocasiones provoca sustos, y en otras ocasiones accidentes. En este contexto se inician en el consumo de tóxicos, aparecen conductas impulsivas, y trastornos del comportamiento que suele ser de los motivos de consulta más frecuente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2001), la prevalencia de trastornos psicológicos en la infancia oscila entre el 10 y el 20%.

 

Los niños entre 0 y 5 años tienen mayor incidencia en trastornos de conducta, comunicación, control de impulsos y trastornos generalizados del desarrollo.

 

Entre los 6 y 11 años también aparecen con más frecuencia los trastornos de conducta, seguidos del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH); rango de edad en la que se suelen realizar la mayoría de los diagnósticos.

 

Los trastornos de conducta, junto con los de ansiedad son más comunes entre los 12 y 18 años; ya sea por la mayor exigencia o nivel académico, los diversos cambios físicos, psicológicos y hormonales de la pubertad o por la creciente interacción, relación de intimidad y compromiso entre iguales.

 

Hay una mayor incidencia en los chicos de los trastornos de la conducta, y de ansiedad en las chicas a cualquier edad. La evaluación es esencial para el diagnóstico y el tratamiento. No entendamos la evaluación como algo aislado, forma parte del proceso.

 

La evaluación en la infancia supone un proceso complejo en el que es necesario tener en cuenta diferentes aspectos:

 

  1. Implica necesariamente diferentes fuentes de información. Los padres son los informadores fundamentales. Pero sus informaciones son parciales, de ahí que sea imprescindible acudir a otras fuentes de información, siendo necesaria la coordinación con maestros, monitores, así como otras personas significativas, siendo la falta de acuerdo o de concordancia una realidad en sí misma. La falta de acuerdo entre los diferentes informadores no implica ausencia de credibilidad o fiabilidad hacia ellos.

 

El niño percibe el problema, pero no informa de ciertas conductas a otros. Por ejemplo, un niño que no ha comunicado a sus padres que participa en actos vandálicos.

 

Diferentes informadores tienen percepciones diferentes, que son reflejo de diferencias contextuales en contextos específicos. Por ejemplo, padres que indican que no han percibido dificultades de concentración o problemas de atención en su hijo, mientras que el profesor da avisos frecuentemente de desatención.

 

Las informaciones no concuerdan porque dependen del tipo de síntomas. Por ejemplo, padres que aseguran que su hijo nunca había tenido pensamientos de suicidio previos al intento que acaba de realizar, mientras que el niño asegura y comunica al clínico que los pensamientos llevaban presentes un tiempo.

 

Pueden darse informaciones discordantes causadas porque las respuestas de los padres están influenciadas por el efecto halo negativo, por el que tienden a asignar más características negativas o exagerar los comportamientos de sus hijos. También cuando los padres tienden a acentuar las conductas exteriorizantes o perturbadoras como la hiperactividad, las conductas de oposición y agresividad. Sin embargo, síntomas como el aislamiento y la tristeza se pueden esconder en niños “buenos” que no dan problemas.

 

Así pues la evaluación del niño y adolescente debe incluir diferentes fuentes de información, y cada fuente comunicara lo que observa en su ámbito. No debemos prescindir de ninguna de ellas, siendo muy importante la evaluación del propio niño.

Si deseamos entender las creencias, percepciones, capacidad de razonamiento, actitudes y experiencias afectivas del niño que tienen relevancia en sus dificultades actuales, es lógico preguntar al niño sobre ello, utilizando las herramientas disponibles ajustadas a su nivel evolutivo.

 

  1. La totalidad de los niños e incluso de los adolescentes acuden a consulta conducidos por sus padres. En la mayoría de los casos no acuden voluntariamente, y muchos no reconocen que tengan un problema. Esto dificulta en gran medida el proceso de recogida de información.

 

La mayor parte de las consultas en psicología están determinadas tanto por la gravedad de los trastornos como por la tolerancia de los padres a los síntomas o problemas que manifiestan los hijos, así pues a menor tolerancia por parte de los padres, más probabilidad de que busquen ayuda en un profesional.

 

Fuentes de información al iniciar la terapia infantil:

 

  1. Evaluación psicológica del niño.
  2. Entrevista a los padres.
  3. Recogida de informaciones del entorno educativo, médico y sociocomunitario.

 

Técnicas e instrumentos usadas en la evaluación del niño y

Adolescente

 

Durante el proceso de evaluación usaremos diferentes instrumentos, técnicas (evaluación multicomponente), con el objetivo de recoger información necesaria y suficiente en las diferentes áreas de actividad del paciente.

 

Dentro de los distintos tipos de técnicas la entrevista juega un papel fundamental. Pero también en función de la edad del paciente y el motivo de consulta podremos hacer uso de otros instrumentos o pruebas, que sin duda aportaran información complementaria a la facilitada en la entrevista.

 

La entrevista, a través de la cual recogeremos información sobre el motivo de consulta, y naturaleza del problema, historia del problema, genograma, antecedentes familiares, antecedentes personales médicos, psicológicos y tóxicos, intentos de solución del problema y expectativas con respecto al tratamiento. Esta información nos permitirá hacer las primeras hipótesis del trabajo terapéutico, así como establecer metas y objetivos del tratamiento.

 

Observación sistematizada, no solo observamos la actitud del niño-adolescente durante la consulta, sino como es la interacción con sus padres, y a veces (si el caso lo requiere) también se hace imprescindible observar al niño en contextos naturales, para ver cómo se relaciona con otros niños y adultos fuera del entorno más familiar (colegio, hospitales, actividades extraescolares, entre otras).

 

Autoinformes ,recogen las verbalizaciones del sujeto sobre sus propias manifestaciones. La temática de los autoinformes es variada: respuestas fisiológicas, motoras, cogniciones, emociones, rasgos de personalidad. Dentro de los autoinformes utilizamos el CDS, CDI, el CAS y el STAIC-C entre otros.

 

Pruebas Proyectivas, son  instrumentos especialmente sensibles para revelar aspectos inconscientes de la conducta, que permiten provocar una amplia variedad de respuestas subjetivas, evocadoras de datos inusualmente ricos, con un mínimo de conocimiento por parte del sujeto de los objetivos del test. Utilizamos el TATCAT-A, CAT-H, Blacky, Pata negra, Test de los cuentos de hadas, Figura humana, Machover y HTP.

 

Instrumentos para evaluar desarrollo y capacidad intelectual, estas estas escalas proporcionan un índice de desarrollo, y en su mayoría evalúan a niños entre un mes y 42 meses (4 años) aproximadamente. Estas pruebas hacen hincapié en habilidades sensomotoras y sociales simples, como sentarse, caminar, agarrar objetos, atender estímulos visuales y auditivos, reírse, imitar adultos etc…

Para el uso de estas pruebas, es necesario tener presente los diferentes hitos evolutivos del niño. Para evaluar el desarrollo tenemos: BL-R, BSID – III, Currículo Carolina, MP – R y MSCA. Para evaluar la capacidad intelectual utilizamos:

WISC-IV, K-BIT de Kaufman, Toni-2 y Raven.

 

También utilizamos las siguientes pruebas:

 

Área neuropsicológica: Figura de Rey, D2, Test de Caras o Test de percepción de diferencias, Test de emparejamiento de figuras familiares, Brief-P y ENFEN.

 

Escalas para trastornos exteriorizados: CBCL de Achenbach, EDAH, Las escalas Conners y BASC

 

Escalas para trastornos interiorizados: Inventario de Depresión en Niños (CDI), Kovacs. Escala de Depresión de Niños (CDS), Lang and Tisher.

Inventario de Ansiedad de Estado-Rasgo para niños (STAI-C), Speilbeger.

Cuestionario de ansiedad infantil. CAS. Escala Obsesivo-Compulsiva para Niños de Yale-Brown (CY-BOCS), Goodman.

 

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad TDAH

 

Existe  una serie de niños que presentan exceso de actividad motora y muy escaso control de impulsos. En los últimos años está existiendo muchísima controversia con respecto a este cuadro clínico, si bien durante unos años ha sido el diagnostico por excelencia, y cualquier niño movido ha sido etiquetado como TDAH sin no pocas implicaciones a nivel del tratamiento, existen muchos investigadores que niegan la existencia de este diagnóstico en la infancia. Al margen de la etiqueta que no resuelve realmente nada, los niños que tienen estas características y sus familias necesitan atención y apoyo especial.

 

Las dificultades atencionales y la impulsividad constituyen las características básicas de este cuadro clínico. La hiperactividad aunque es un síntoma importante, pasa a ocupar un lugar secundario.

 

La inatención es un fenómeno que implica diferentes consecuencias: como dificultades para resistirse a la distracción, dificultades para atender selectivamente a estímulos específicos, y dificultades para explorar estímulos complejos de modo planeado y eficiente. Con este conjunto de dificultades para centrar la atención no es de extrañar que el niño TDAH presente dificultades en el rendimiento escolar, y dificultades para la adquisición de los aprendizajes académicos, ya que la atención es el paso previo a la comprensión y la memorización.

 

La impulsividad se manifiesta principalmente a través de dos hechos: El niño no tiene en cuenta las consecuencias posibles de sus actos y se muestra incapaz de aplazar las gratificaciones. Esto les lleva a ser imprudentes, al quebrantamiento de normas, a la falta de precaución ante situaciones peligrosas, a la desinhibición social, a sufrir más accidentes, a precipitarse sobre el objeto deseado, a tener dificultades para guardar el turno en las colas o en los juegos con iguales, y ante pequeñas frustraciones responden con agresividad.

 

Estas irregularidades conductuales hacen que estos niños sean considerados inmaduros y maleducados, que sean continuamente rechazados por el grupo de iguales y adultos, con las consiguientes consecuencias sobre la identidad y autoimagen del niño.

 

El niño hiperactivo tiende a arrastrar una historia de fracaso escolar, social, familiar e incluso físico deportivo, dado que a veces el cuadro se acompaña de cierta torpeza motora, lo cual unido a la dificultad para seguir las normas, les lleva también al fracaso en los deportes de equipo.

 

Trastorno negativista desafiante

 

El niño afectado, manifiesta un patrón de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil dirigido a las figuras de autoridad, que suele tener dificultades para seguir normas y limites, suele ser un niño provocador, que molesta deliberadamente, que acusa a otros de sus errores e infracciones, que se encoleriza fácilmente y que suele ser vengativo y rencoroso. Se trata de una desobediencia patológica, y son comportamientos que se producen en el medio familiar.

 

Trastorno explosivo intermitente y Trastorno de conducta

 

Es un trastorno que se caracteriza por una incapacidad del control de los impulsos y la conducta. Recoge actividades como robar, huir del domicilio familiar, mentir, incendiar, hacer novillos, destrozar propiedades ajenas, actuar cruelmente con animales, ejercer violencia sexual, utilizar armas etc…

 

Hablamos de trastornos de conducta en el niño y adolescente cuando este manifiesta un patrón de comportamiento antisocial, acompañado de una alteración significativa en el comportamiento familiar y escolar, o cuando los comportamientos implicados son considerados como imposibles de controlar por las personas significativas del entorno. (Padres, educadores etc…).

 

Estos chicos suelen presentar escasa empatía, nula preocupación por las emociones y sentimientos de los otros, se muestran insensibles, y carentes de sentimientos de culpa y remordimientos. Además suelen tener escasa tolerancia a la frustración.

Suelen iniciarse antes de lo habitual en diversas actividades como las sexuales, fumar, beber alcohol, así como el consumo de otros tóxicos. Conductas que provocan graves consecuencias, que empeoran el funcionamiento del muchacho así como la gravedad del trastorno.

 

Trastornos del estado de ánimo

 

Actualmente se considera que existen cuadros depresivos en la infancia y que en líneas generales son similares a los cuadros depresivos que se presentan en los adultos.

 

Este trastorno puede hacer su aparición a cualquier edad, siendo sus características fundamentales: culpabilidad, fatiga, perdida de intereses y actividades, dificultades de concentración, agitación o lentitud psicomotora, trastornos del sueño y del apetito e ideación suicida.

 

En menores depresivos el humor tiende a ser disfórico e irritable más que depresivo. Existen diferentes sintomatologías en función de la edad:

 

Ø Niño preescolar: rechazo del juego, agitación, timidez, rabietas, encopresis, insomnio, hiperactividad, dificultades para alimentarse y otros síntomas somáticos.

 

Ø Edad escolar: irritabilidad, inseguridad, dificultades en el aprendizaje, timidez, enuresis, encopresis, onicofagia (hábito de comerse las uñas), terrores nocturnos, manipulación de los genitales, rabietas, y síntomas psicosomáticos. Molestias somáticas (dolores abdominales, cefaleas y nauseas). También pueden aparecer ideas suicidas.

 

Ø Preadolescencia y adolescencia: rumiación, impulsos suicidas, abatimiento, sentimientos de inferioridad y opresión, cefaleas, y síntomas psicosomáticos. Las alucinaciones y los delirios también pueden aparecer, así como las ideas e intentos de suicidio.

 

También se pueden observar diferentes manifestaciones en función del sexo, así en las niñas aparecen síntomas del tipo inhibición, ansiedad, dificultades para establecer el contacto social, conformismo, buen comportamiento, mutismo, agresividad, rabietas, enuresis, y compulsión alimentaria. Y en los varones aparecen con más frecuencia la inhibición, agresividad, enuresis, llanto inmotivado, dificultades escolares, alteraciones del sueño, onicofagia etc…

 

Trastornos de ansiedad

 

Definamos primero los conceptos que se relacionan con la ansiedad:

 

Miedo: se trata de una emoción primaria, es un sentimiento que se produce en respuesta a un peligro presente, y por tanto está estrechamente ligado al estímulo. La presentación del estímulo produce la respuesta de miedo.

 

Ansiedad: emoción similar al miedo, de hecho implica el mismo conjunto de cambios corporales, pero esta implica la anticipación de un peligro venidero, indefinible, siendo la causa más vaga y menos comprensible.

La ansiedad por tanto es una emoción que tiene una función activadora, que prepara al organismo para llevar a cabo la respuesta de lucha/ huida. Cuando esta es excesiva en intensidad, frecuencia y/o duración o aparece ante estímulos que no representan una amenaza real para el organismo, y producen malestar, e interferencia en las diferentes áreas de actividad del individuo entonces hablamos de trastornos de ansiedad.

 

Fobia: miedo o ansiedad intensa a un objeto o situación específica, o situaciones sociales en las que el individuo está expuesto al posible examen por parte de los demás.

 

Trastorno de ansiedad por separación

 

La ansiedad de separación constituye un hito o característica de las primeras etapas evolutivas del niño, que evita la aparición de situaciones de peligro, sin embargo conforme el niño va madurando, transforma esta ansiedad en miedos más específicos a ciertas situaciones como la oscuridad, los extraños, los animales etc.…

 

El trastorno de ansiedad por separación incluye como fenómeno nuclear la experimentación de importante angustia (excesiva) ante la separación real o supuesta de las personas con las que se ha establecido vinculación afectiva, habitualmente sus familiares y principalmente la madre.

 

Ante situaciones de separación el niño teme que a estas personas les pueda suceder cualquier desgracia, o bien que no regresen, y también piensan que a él le pueden ocurrir todo tipo de males, secuestros, accidentes, asesinatos, negándose como consecuencia a asistir a la escuela, resistiendo a irse solo a la cama, o a quedarse solo en casa, incluso a estar solo en una habitación.

 

Estos niños suelen convertirse en sombras de sus padres, siendo muy exigentes, intrusivos y requiriendo mucha atención.

 

Las manifestaciones de ansiedad y angustia son evidentes durante la separación y antes de la misma (anticipación), y cuando finalmente ocurre la separación, durante la misma, predomina la clínica más depresiva, con apatía, retraimiento, tristeza, y dificultades para concentrarse en juegos etc.…

 

Este trastorno puede tener como complicación el rechazo a asistir al colegio, que a su vez puede convertirse en una causa de retraso escolar y dificultades de relación con los compañeros.

 

Mutismo selectivo

Incapacidad para hablar en determinadas situaciones o ante determinadas personas, con frecuencia todas las que no son familiares. Se trata del fracaso constante de la intención de hablar en situaciones sociales específicas en las que existe expectativa o exigencia a pesar de hacerlo en otras situaciones. Por ejemplo la escuela o reuniones sociales.

 

Fobias

Tal y como hemos mencionado al inicio las fobias se definen como un miedo intenso y persistente ante algún objeto, animal o situación. Se entiende como un miedo de tipo desproporcionado respecto al peligro de la situación, irracional (resistente a las explicaciones y argumentos), involuntario, y lleva a evitar la situación temida. Además de no corresponderse a la edad o estadio evolutivo del niño.

 

El miedo se entiende como una reacción normal, con un importante valor adaptativo y funcional. El miedo forma parte del desarrollo normal, siendo estos miedos infantiles pasajeros y temporales, y los cuales no suelen interferir en el funcionamiento habitual.

 

A cada edad podemos observar como es habitual y normal tener ciertos miedos, observándose como en los diferentes estadios evolutivos no solo cambian los estímulos u objetos que desencadenan la respuesta de miedo, sino también la respuesta o manifestaciones de la emoción.

 

Por ejemplo en los primeros meses los niños responden con gritos, llanto. Entre los 8-12 meses, cuando ya puede discriminar entre familiares y extraños aparece el miedo a los extraños, y al haber desarrollado la de ambulación, las respuestas de miedo se caracterizan por respuestas de evitación a los estímulos temidos, y acercamiento a la figura de apego.

 

Hacia los dos años, el niño adquiere el lenguaje y la función simbólica, apareciendo los miedos a seres imaginados, a la oscuridad o a quedarse solo.

 

En la segunda infancia 7-9 años, el niño es capaz de recordar experiencias y anticipar posibles peligros, y los miedos suelen centrarse en el daño físico, el fracaso y el ridículo.

 

A partir de la pubertad 10-12 años los miedos se centran en el juicio de los demás, el daño físico y los problemas familiares.

 

En la infancia hay un conjunto de fobias que suelen aparecer con más frecuencia: fobia escolar, los miedos al daño físico y la muerte, miedos en las relaciones interpersonales (fracaso o críticas), y miedos específicos a determinadas objetos o situaciones como animales, fenómenos naturales, lugares cerrados, etc.…

 

Trastorno de ansiedad generalizada

Se caracteriza por una preocupación temerosa, excesiva e incontrolable, persistente y carente de realismo que se extiende a situaciones, pasadas, presentes y futuras. Los niños afectados suelen ser perfeccionistas, rígidos, y que a menudo buscan la seguridad en el control y la aprobación por parte de los adultos.

 

Trastorno obsesivo compulsivo

El TOC es un cuadro caracterizado por la presencia de ideas intrusivas denominadas obsesiones y actos repetitivos con el objetivo de aliviar la ansiedad.

 

  1. La edad de inicio se sitúa alrededor de los 10 años, entre los 7,5 y 12,5 años, y en la mayoría de casos está asociado a un acontecimiento estresante.
  2. Lo padecen más niños que niñas.
  3. Es frecuente su asociación a otros trastornos.
  4. Suele presentar irregularidades neuropsicológicas, principalmente en funciones ejecutivas
  5. Cuenta con más antecedentes familiares de TOC y de Tics.
  6. Y muy a menudo se acompaña de Tics. El trastornos de Giles de la Tourette, es un trastorno del neurodesarrollo de inicia temprano alrededor de los 5 años, y el 25-50% de estos casos terminan desarrollando síntomas propios del TOC, de ahí que hoy en día se hable de un espectro obsesivo compulsivo y de que se crea que ambos comparten la misma tara genética, aunque sigue siendo desconocida.
  7. Con respecto al curso, en el 41% persiste en la etapa adulta, el 39% remite y el resto, los síntomas fluctúan en relación al estrés

 

 

Trastornos del desarrollo

 

Discapacidad intelectual

 

Se habla de una discapacidad mental cuando la capacidad intelectual es de un coeficiente intelectual de 70 o inferior.

 

Hay un déficit o alteraciones de ocurrencia en la actividad adaptativa actual (eficacia de la persona para satisfacer las exigencias planteadas para su edad y su grupo cultural), en por lo menos dos de las áreas siguientes: comunicación personal, vida doméstica, habilidades sociales-interpersonales, utilización de recursos comunitarios, autocontrol, habilidades académicas funcionales, trabajo, ocio, salud y seguridad.

 

Nivel de Gravedad:

Retraso mental leve: CI entre 50-55 y aproximadamente 70.

Retraso mental moderado: CI entre 35-40 y 50-55.

Retraso mental grave: CI entre 20-25 y 35-40.

Retraso mental profundo: CI inferior a 20-25.

 

 

Retraso global del desarrollo

Este diagnóstico se reserva para individuos menores de 5 años cuando el nivel de gravedad clínica no se puede valorar de forma fiable durante los primeros años de la infancia. Esta categoría se diagnostica cuando un sujeto no cumple con los hitos de desarrollo esperados en varios campos del funcionamiento intelectual, y se aplica a individuos en los que no se puede llevar a cabo una valoración sistemática del funcionamiento intelectual, incluidos niños demasiado pequeños para participar en las pruebas estandarizadas. Esta categoría se debe volver a valorar después de un período de tiempo.

 

Trastornos del espectro autista

 

Existen Múltiples definiciones de Trastorno autista, las cuales señalan en su mayoría señalan que en el autismo hay una importante afectación en el desarrollo de las capacidades del niño, referentes a tres áreas fundamentales:

 

  • Alteración cualitativa de la alteración social recíproca (socialización).
  • Alteración cualitativa de la comunicación verbal y no verbal y la actividad imaginativa (comunicación e imaginación).
  • Un repertorio notablemente reducido de actividades e intereses.

 

No es una categoría, sino un continuo con seis factores principales de los que depende la naturaleza y expresión concreta de las alteraciones que presentan las personas con espectro autista en las dimensiones anteriores:

 

  1. La asociación o no del autismo con retraso mental más o menos severo (o, lo que es lo mismo, del nivel intelectual).
  2. La gravedad del trastorno que presenta.
  3. La edad de la persona con autismo.
  4. El sexo: el trastorno autista afecta con menos frecuencia, pero con mayor grado de alteración a mujeres que a hombres.
  5. La adecuación y eficiencia de los tratamientos utilizados y de las experiencias de aprendizaje.
  6. El compromiso y apoyo de la familia.

 

Trastornos de la eliminación

Dentro de este apartado incluimos la enuresis y la encopresis. La enuresis se trata de un cuadro clínico caracterizado por la presencia de emisión repetida de orina en la cama o en la ropa, ya sea de forma voluntaria o involuntaria, y genera malestar y deterioro en el niño de más de 5 años.

 

La encopresis implica la presencia de excreciones repetidas de heces en lugares inapropiados ya sea involuntaria o voluntariamente. Estos episodios aparecen en el niño de más de 4 años.

 

Trastornos de la conducta alimentaria

 

La pica

Se define como un cuadro clínico caracterizado por la ingestión persistente por parte del paciente de sustancias que no son nutritivas, conducta que es inapropiada para el nivel de desarrollo o edad del sujeto. Los bebes durante los dos primeros años de vida tienden a introducirse en la boca todo tipo de objetos, esto no está considerado como pica. Aunque generalmente tiene un comienzo en la infancia, persiste durante algunos meses y posteriormente cede, en raras ocasiones se mantiene o aparece durante la adolescencia y edad adulta.

 

La rumiación

Implica la regurgitación repetida de alimentos durante un periodo como mínimo de un mes. Estos alimentos vuelven a ser masticados, tragados o escupidos.

 

La anorexia nerviosa

Tiene su inicio entre los 14-18 años, siendo el trastorno psiquiátrico con mayor índice de mortalidad, alrededor del 10%. Las causas de la muerte son la inanición, el desequilibrio electrolítico y el suicidio.

 

La anorexia nerviosa implica la presencia de rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo establecido para la edad y talla de la persona, miedo intenso a ganar peso o convertirse en un obeso a pesar de tener un peso por debajo del indicado, alteración de la imagen corporal o distorsión perceptiva, importancia exagerada del peso y silueta en la autovaloración, así como negación de las consecuencias y peligros que comporta el bajo peso.

 

La bulimia

Suele ser más tardía, aparece entre los 18 y 25 años. Y se caracteriza por la presencia de atracones recurrentes. Los atracones se definen como ingestas de alimentos en un corto espacio de tiempo, en una cantidad superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un tiempo similar y circunstancias similares, así como por la sensación de pérdida de control sobre la ingesta de alimento. Además aparecen conductas compensatorias inapropiadas para no ganar peso, como vómitos, ejercicio excesivo, laxantes, diuréticos, ayuno etc…

 

 

TRASTORNOS MOTORES

Es un trastorno no progresivo de la movilidad o de la postura debido a una malformación del cerebro. Se produce de manera congénita: por un daño en el cerebro durante el embarazo, y adquirida: por infecciones del sistema nervioso central, accidentes, entre otros.

La patología que se presenta con mayor incidencia es la parálisis cerebral: es una lesión o malformación no evolutiva del sistema nervioso central producida, generalmente antes de finalizar el desarrollo total del cerebro, la cual se presenta en los periodos antes del nacimiento por infecciones, mala alimentación, consumo de drogas, alcohol, cigarrillo entre otros, durante el nacimiento por falta de oxígeno, utilización de fórceps o ventosas entre otros, y después del nacimiento por accidentes, meningitis, fiebres altas, entre otros.

Tipos de parálisis cerebral (PCI)

PCI Espástica: rigidez de movimientos, incapacidad para relajar los músculos y se caracteriza por movimientos exagerados y pocos coordinados

PCI Atetósica: presenta frecuentes movimientos involuntarios que enmascaran e interfieren con los movimientos normales del cuerpo, contorción de las extremidades, cara y lengua, gestos, mueca y torpeza al hablar y flacidez.

PCI Ataxica: mal equilibrio del cuerpo y camina con inseguridad, dificultad para controlar movimientos de la mano y ojos.

PCI Mixta: rigidez de los músculos, temblores, flacidez.

PARTES DEL CUERPO QUE SE AFECTAN POR CAUSA DE LA PCI

-Hemiplejía o Hemiparesia: Afecta a una de las dos mitades laterales del cuerpo (derecha, izquierda).
-Diaplejía o Diparesia: mitad inferior (piernas) esta mas afectada que la superior (brazos).
-Cuadriplejía o cuadiparesia: las cuatro extremidades están sin movilidad.
-Paraplejía o Paraparesia: afecta los miembros inferiores (piernas)
-Monopejía o monoparesia: una sola extremidad del cuerpo esta afectada (brazo o pierna).
-Triplejía o triparesia: tres extremidades del cuerpo están afectadas.

Síntomas que pueden presentar los niños con PCI

-Movimientos lentos, torpes o vacilante.
-Rigidez
-Debilidad
-Espasmos musculares
-Flojedad
-Estrabismo entre otros.

Otros trastornos neuromotores

-Accidente cerebro vascular (derrame)
-Mielomeningocele
-Microcefalia (cabeza pequeña)
-Macrocefalia (cabeza grande)
-Distrofia muscular
-Espina bifida
-Poliomielitis
-Artrogriposis múltiple
-Artritis reumatoidea
-Escoliosis
-Lordosis
-cifosis
-Retraso psicomotor